EL OBSERVADOR PARLAMENTARIO
ANTONIO TENORIO ADAME
* La disputa en torno a Cárdenas, ¿evocación, escudo u odio?
Las reformas estructurales han
sido aprobadas por el Congreso al sancionar el Senado los cambios de los
diputados a los dictámenes de las leyes
secundarias de energía, por lo que solo
resta sean publicadas por parte del
Ejecutivo para su vigencia. México cambio su soberanía y su economía.
El orden soberano fue transformado
al subordinar el principio de la propiedad originaria de la nación, a la vez se abre ilimitadamente a la
competencia del mercado global.
El gobernador de California,
Jerry Brown, dio la voz de alerta, “mano
dura o se los van a comer vivos”, hasta ahora solo pocos gobiernos son capaces
de frenar la ambición de las grandes petroleras.
El coordinador del PRI en la
Cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones, en un alarde de expresión de
ideas, (dentro del ritual del PRI o al final de su ciclo) ha dejado en claro que para superar el estancamiento, es necesario “elevar la competitividad por medio de
precios internacionales, como hizo Cárdenas en su momento, eso convertirá México en potencia energética,
industrializada con desarrollo sustentable y equitativo”, no sin advertir lo inevitable de esos cambios. ¿Y
acaso no es ese el sistema de mercado imperante?. ¿Si fuera así se agotaron las
alternativas?
El político, economista y
legislador asume su responsabilidad, con un leve toque de añoranza o escudo al
mencionar a Cárdenas, él sabe la transcendencia de lo ocurrido de donde se
desprende el escepticismo social donde se manifiesta un sentimiento de orfandad,
desaliento, despojo, desolación.
La expropiación petrolera de
Cárdenas fue la fuente impulsora del desarrollo nacional hasta los fines de los
sesenta, con el desarrollo estabilizador se finco un sentimiento nacionalista
de seguridad sobre el futuro
El sentimiento nacionalista
se encuentra subyugado, como lo simbolizaba esa patética escena de los
diputados de oposición agotada su escasa resistencia dispusieron un funeral al
busto del presidente Lázaro Cárdenas. Unos sufren el duelo otros ostentan su
prepotencia.
Entre estos, el ex presidente del PAN, Germán Martínez,
teme a fantasmas y destila todo su odio contra uno de los mejores Presidentes
que ha tenido México, Germán expelió un odió genético derivado de su origen michoacano de su natal Quiroga, el
primer gobierno municipal al que accedió su partido . Ese rencor alimenta la división del país, como lo muestra la prepotencia de los senadores
Penchyna, Lozano, supuestos ganadores de las reformas.
Frente al tsunami de
soberbia no es extraño que el Presidente
Peña Nieto reconvenga reconocer a todas las fuerzas políticas que hicieron las
reformas.
No amortigua, sin embargo,
el momento de desolación nacional que se vive, un sentimiento similar, salvadas
sus proporciones, al que se experimentaron
los mexicanos después de la derrota, 1848, en la guerra contra el ejército de los Estados
Unidos.
Fue inevitable la firma del
Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo, los
radicales conservadores, Alamán, Gutiérrez Estrada, fueron persistentes más aun que los liberales y moderados, entre
estos Mora, Otero y Zavala , el primero pugnaba por impulsar y fortalecer la
diferencia cultural con los Estados Unidos para evitar la desaparición del
país, Otero escribió “Ensayo sobre la Situación Política Social de la República
Mexicana” , además firmó un amparo
contra el Tratado de paz junto con otros diez diputados como él, también un
grupo de destacados escritores se reunieron en Querétaro a escribir una memoria
sobre los acontecimientos de la guerra. Ellos al menos nos legaron un
testimonio de inconformidad.
Ahora la oposición parlamentaria
condena políticamente de traición de la patria a los legisladores de la mayoría
oficial, el lema de condena dicta que “México no los perdonará”.
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