martes, 5 de agosto de 2014

EL OBSERVADOR PARLAMENTARIO

EL OBSERVADOR PARLAMENTARIO

ANTONIO  TENORIO ADAME

* La disputa en torno a  Cárdenas, ¿evocación, escudo u odio?

*División nacional: ¿la derrota de 1848 se reproduce en 2014?

Las reformas estructurales han sido aprobadas por el Congreso al sancionar el Senado los cambios de los diputados a los  dictámenes de las leyes secundarias  de energía, por lo que solo resta sean publicadas  por parte del Ejecutivo para su vigencia. México cambio su soberanía y su economía.
 El orden soberano fue  transformado  al subordinar el principio de la propiedad originaria de la nación,  a la vez se abre ilimitadamente a la competencia del mercado global.
El gobernador de California, Jerry Brown,  dio la voz de alerta, “mano dura o se los van a comer vivos”, hasta ahora solo pocos gobiernos son capaces de frenar la ambición de las grandes petroleras.
El coordinador del PRI en la Cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones, en un alarde de expresión de ideas, (dentro del ritual del PRI o al final de su ciclo)  ha dejado en claro que para superar el  estancamiento, es necesario  “elevar la competitividad por medio de precios internacionales, como hizo Cárdenas en su momento, eso  convertirá México en potencia energética, industrializada con desarrollo sustentable y equitativo”, no sin  advertir lo inevitable de esos cambios. ¿Y acaso no es ese el sistema de mercado imperante?. ¿Si fuera así se agotaron las alternativas?
El político, economista y legislador asume su responsabilidad, con un leve toque de añoranza o escudo al mencionar a Cárdenas, él sabe la transcendencia de lo ocurrido de donde se desprende el escepticismo social donde  se manifiesta un sentimiento de orfandad, desaliento, despojo, desolación.
La expropiación petrolera de Cárdenas fue la fuente impulsora del desarrollo nacional hasta los fines de los sesenta, con el desarrollo estabilizador se finco un sentimiento nacionalista de seguridad sobre el futuro
El sentimiento nacionalista se encuentra subyugado, como lo simbolizaba esa patética escena de los diputados de oposición agotada su escasa resistencia dispusieron un funeral al busto del presidente Lázaro Cárdenas. Unos sufren el duelo otros ostentan su prepotencia.

Entre estos,  el ex presidente del PAN, Germán Martínez, teme a fantasmas y destila todo su odio contra uno de los mejores Presidentes que ha tenido México, Germán expelió un odió genético derivado de  su origen michoacano de su natal Quiroga, el primer gobierno municipal al que accedió su partido . Ese rencor alimenta  la división del país,  como lo muestra la prepotencia de los senadores Penchyna, Lozano, supuestos ganadores de las reformas.

Frente al tsunami de soberbia no es extraño  que el Presidente Peña Nieto reconvenga reconocer a todas las fuerzas políticas que hicieron las reformas.
No amortigua, sin embargo, el momento de desolación nacional que se vive, un sentimiento similar, salvadas sus proporciones,  al que se experimentaron los mexicanos después de la derrota, 1848,  en la guerra contra el ejército de los Estados Unidos.
Fue inevitable la firma del Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo,  los radicales conservadores, Alamán, Gutiérrez Estrada, fueron persistentes  más aun que los liberales y moderados, entre estos Mora, Otero y Zavala , el primero pugnaba por impulsar y fortalecer la diferencia cultural con los Estados Unidos para evitar la desaparición del país, Otero escribió “Ensayo sobre la Situación Política Social de la República Mexicana” , además  firmó un amparo contra el Tratado de paz junto con otros diez diputados como él, también un grupo de destacados escritores se reunieron en Querétaro a escribir una memoria sobre los acontecimientos de la guerra. Ellos al menos nos legaron un testimonio de inconformidad.
Ahora la oposición parlamentaria condena políticamente de traición de la patria a los legisladores de la mayoría oficial, el lema de condena dicta que “México no los perdonará”.

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